Marie Thérèse de Choiseul

Como consecuencia de haberse convertido en ciudadana francesa, regresó a París para evitar ser denunciada como emigrante y perder sus propiedades, pudiendo reunirse con sus hijas, quienes estaban al cuidado de su tía, la duquesa de Choiseul, siendo arrestada al poco tiempo mientras intentaba regularizar su situación.

Marie Thérèse logró evadir a las autoridades por un tiempo permaneciendo escondida en un convento gracias a la ayuda de Rollet d’Avaux.

Tras ser nuevamente trasladada, fue denunciada por un espía de la prisión, Ferrières-Sauvebeuf, quien reveló su verdadera identidad, siendo condenada a morir en la guillotina, si bien Marie Thérèse alegó estar embarazada, lo cual implicaba posponer la ejecución, pues las mujeres embarazadas no podían ser ejecutadas hasta haber dado a luz.

Fue enviada al hospital episcopal, donde fue examinada, entre otros, por un médico, Enguchard, y una partera, Prioux, quienes declararon no haber hallado signos de embarazo.

[1]​ Tras escribir una carta a Fouquier de Tinville explicando el motivo de su mentira,[2]​ Marie Thérèse se cortó el pelo con un cristal roto con la intención de que le fuese entregado a sus hijas, en vez de dejar que fuese el verdugo quien se lo cortase, dejando constancia de ello en la carta dirigida a Tinville.