En la escena inicial los trabajadores del taller se saludan y comentan el parecido entre María Manuela y la mujer de un tapiz que están tejiendo.
Al taller entra a trabajar una operaria inexperta que en realidad es una condesa que se ha infiltrado con el propósito de seducir a Gonzalo.
María Manuela la descubre y la expulsa de la fábrica.
Llega la fiesta del Corpus Christi y Gonzalo se ve en la obligación de asistir a la procesión con todos los demás aristócratas.
María Manuela se desmaya al verlo y todos sus amigos se enfadan con Gonzalo por haberla engañado, pero él afirma no sentirse culpable por nada y reitera su amor por María Manuela, que al principio se muestra reticente pero luego le acepta de nuevo.