Desde 1951 estuvo enseñando Historia Eclesiástica y otras materias en Santiago de Compostela, donde ejerció también el oficio de Bibliotecario Provincial.
En 1958 fue destinado al Colegio Cardenal Cisneros de Madrid, como redactor de la revista histórica Archivo Ibero-Americano, y a partir de entonces y hasta 1998, fecha de su jubilación, estuvo allí consagrado con dedicación plena a la investigación histórica, con preferencia a los temas eclesiásticos y franciscanos.
Fue elegido miembro de distintas corporaciones científicas.
Colaboró intensamente en repertorios científicos, diccionarios y enciclopedias.
José García Oro hace un elenco de todos ellos en Archivo Ibero-Americano 63 (2003) 355-384.