Envenenamiento por exceso de proteína

Este mal lo padecieron la oleada de exploradores europeos y norteamericanos del polo norte, en el territorio de los inuit Caribou o Kivallirmiut.

Por lo inhóspito del polo septentrional y la imposibilidad de acceder a provisiones, se alimentaban de mucha carne magra cazada, particularmente conejos especialmente abundantes, y sin embargo siempre tenían hambre, y sufrían diarreas.

El frío extremo, la ingesta de proteína en exceso, pero deficiente en grasas y calorías, producían una deficiencia de las vitaminas A, D, E y K que solo son solubles en grasas y aceites.

El cuerpo utiliza la grasa para fabricar hormonas, la mielina que recubre el tejido nervioso y las membranas de las células.

Solo pudieron sobreponerse a este mal adoptando las costumbres alimenticias de los habitantes autóctonos inuit.

Carne de conejo troceada
Carne de conejo troceada