Su religión es una mezcla de cristianismo y creencias tradicionales.
A pesar del aspecto "tradicional" de las aldeas, los maisin llevan mucho tiempo integrados en la sociedad de Papúa Nueva Guinea.
Las escuelas, creadas inicialmente por la misión anglicana y gestionadas ahora por el gobierno, existen en los pueblos desde 1902 y hoy casi todos los adultos pueden comunicarse al menos en inglés básico, así como en tok pisin y en su propia lengua maisin.
Durante la década de 1990, los maisin se aliaron con varias organizaciones no gubernamentales ecologistas, sobre todo Greenpeace, para oponerse a la tala comercial en las selvas tropicales situadas cerca de sus aldeas y fomentar un desarrollo a pequeña escala respetuoso con el medio ambiente.
Su lucha quijotesca contra una empresa maderera, que había reclamado ilegalmente el acceso a sus tierras, suscitó una gran atención internacional hasta 2002, cuando los maisin derrotaron a la empresa en un juicio nacional.