La pintura expresa un fuerte sentimiento de ansiosa maternidad, enriquecido por una gran conciencia.
La Virgen sostiene al Niño Jesús muy cerca de ella, y con gran ternura.
El color rápidamente aplicado sobre el velo, donde la pintura ha sido modelada con pinceladas mientras aún estaba húmeda, muestra a Rafael usando materiales con mayor libertad que en sus pinturas sobre tabla precedentes.
Las dos figuras están concebidas como un solo grupo, y este hecho domina el impacto visual de la escena.
Pero la necesidad del pintor de belleza formal y realidad emocional en el tema tratado se reconcilian sobre todo a través de la tierna relación entra la Madre y el Hijo.