Los hallazgos de restos subfósiles demuestran que también habitó las islas Santa Luzia y São Vicente del mismo archipiélago.
A Jõao da Silva, conocido con el apodo de Feijó, le tocó Cabo Verde, donde pasó 11 años tomando muestras.
En muy poco tiempo la especie se convirtió en un capricho de los museos y los burgueses aficionados a los terrarios.
Las visitas al Islote Blanco y el Islote Raso, donde habitaban sus dos únicas poblaciones conocidas, eran constantes por parte de viajeros, naturalistas, marinos mercantes e incluso barcos de guerra que cambiaban su rumbo para hacerse con algunos ejemplares.
[2] Las descripciones de los terrariófilos nos muestran unos animales lentos y confiados, que en ocasiones amagaban con morder pero nunca lo hacían.
[2] Durante el Cuaternario los vaivenes climáticos han hecho fluctuar el clima de Cabo Verde entre épocas más húmedas con otras secas.
El último periodo húmedo tuvo lugar hace 6.000 años, momento en el que las islas de Santa Luzia, São Vicente, Islote Blanco e Islote Raso estaban unidas debido al menor nivel del mar, y las lisas gigantes tendrían una distribución continua en dicha masa de tierra.
Hace cinco siglos que el ser humano colonizó el archipiélago, extinguiendo las poblaciones de la especie existentes en Santa Luzia y São Vicente.