Según Heródoto, los maclíes colindaban con los auseos, otro pueblo libio, separándose por un río o lago llamado Tritón.
Ambos pueblos tenían un tradición de mujeres guerreras y celebraban un festival marcial en honor a Atenea (probablemente alguna diosa local identificada con Atenea).
[1] Por el contrario, aquella que los jueces de la competición designaran como mejor guerrera era vestida de armadura, subida a un carro de guerra y paseada en triunfo alrededor del Tritón.
Heródoto continúa refiriendo que estos pueblos celebraban grandes orgías públicas y que por ello no tenían otro modo de reconocer a padres e hijos más que por el parecido físico.
[2] También dice que conocían el loto de los lotófagos.