Su marcha del grupo dejó un poso agridulce, pero Trabucchelli aprovechó la ocasión y le propuso comenzar una carrera como solista.
Recibió los premios “revelación” en 1971, mejor grupo de música popular en 1973, 1974, 1975, varios discos entre los más vendidos, etc. Desde un primer momento, Módulos quiso perfilarse como un grupo diferente, algo que se vio reflejado en la búsqueda de profesionalidad: en el libro 201 discos para engancharse al pop rock español (Tito Lesende y Fernando Neira, 1996) sus miembros aseguraban ensayar 8 horas al día.
[2] Se buscaron rápidamente un buen representante (Tony Caravaca), y crearon en Madrid una oficina como centro de operaciones para tenerlo todo bajo control.
Su primer álbum sería deudor del sonido de estos últimos, pero luego añadieron otros elementos a sus siguientes trabajos.
Así las cosas, Reyzábal deja el grupo quizá por diferencias con Robles que ya provenían de cuando grabaron «Todo tiene su fin».
Con Juan Robles Cánovas a los tambores firman varias actuaciones en directo, todos ellos vistiendo como lo harían los miembros de Yes o Deep Purple, con túnicas y oropeles.
En 1978, con esta última formación, graban para la modesta compañía Discos Mercurio un álbum homónimo, con mayor libertad compositiva, con nueva temática en las letras y algunos pasajes ciertamente experimentales, pero no tiene repercusión mediática.
Tras algunas galas actuando con el nombre de TAO, Módulos comprobaron que su carrera no tendría ya mucha continuidad y se deshicieron en 1979.
Según el productor y batería de los "nuevos Módulos", en 1993 intentó reunir a los auténticos pero Pepe, que había iniciado una carrera en solitario, se desentendió.