Luis Schönau

El mismo importó desde el Liceo de Ginebra, el primer reglamento que tuviera la nueva institución educativa.

Este aspecto, aunado a la importancia que le brindaba al aspecto disciplinario a la hora de impartir lecciones, fueron suficientes para que se granjeara a los ojos de sus alumnos y subalternos la fama de prudente y estricto.

Sin embargo, esa misma prudencia lo hace observar que los nuevos métodos disciplinarios importados desde su país, no cumplirían con su verdadero cometido sino se adaptaban al entorno e idiosincrasia del ser costarricense.

Según este nuevo planteamiento, se debía de cambiar la fuerza por el convencimiento, debido a que aquellos jóvenes liceístas fogosos, poco acostumbrados a la disciplina, debían de comprender por sí mismos la importancia de esta.

Dicha inclinación pedagógica, permitió desde un principio la consolidación de una institución formadora de líderes y emprendedores, los cuales impulsados por el respeto de las normas, la iniciativa propia, y la mística liceísta, innundaron de grandes logros, no solo las esferas académicas e intelectuales, sino también las artísticas, culturales, científicas y políticas.