Pedido en esos años por diversos clubes, Ángel Labruna se negó siempre a venderlo porque lo consideraba, después de Fillol, el mejor arquero del fútbol argentino.
En la temporada 1981-82 fue contratado por los Jaibos del Tampico de la Primera División de México, donde permaneció solo una temporada dado que el equipo se fue al descenso y en ese tiempo no se permitían jugar extranjeros en la 2a.
de México que se había ido al descenso ese año y no los pudo retener.
Posee experiencia como formador de arqueros de divisiones inferiores, ya que por sus manos pasaron guardavallas como Roberto Bonano, Joaquín Irigoytía, Germán Lux y Franco Costanzo.
En el año 2015 regresó al Club Atlético Estudiantes para desempeñarse como entrenador de arqueros en las divisiones inferiores.