Lucrecia Villalonga de Martínez

Sin embargo, nunca dejó de asistir a una marcha en Rosario y en los últimos años pedía a sus amigos, hijos y nietos que la acompañaran cuando se hacían reclamos por la desaparición de Julio López, pese a su débil salud y a estar postrada en una silla de ruedas.

[1]​ Luchó contra las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final y los Indultos que le dieron impunidad a los genocidas.

[3]​ Recordaba Lucrecia que en el Comando (del II Cuerpo de Ejército) atendían todos los días.

Ahí me encontré con Angel Alba, con Mari Prat, con Inés Patachini.

Los vi varias veces, y entonces pensé: "será viejo el proverbio pero la unión hace la fuerza.