Según la legendaria vida, Lucio llegó a Rezia desde su Britania natal alrededor del siglo II.
En Rezia, donde primero fue apóstol y luego obispo, sufrió el martirio hacia el año 200, por voluntad de un gobernador pagano.
Las fuentes medievales describen a Lucio exclusivamente como un creyente del cristianismo y no como un mártir.
Según otros, Lucio vivió alrededor del siglo V, y luego de una violenta pelea con algunos habitantes de Balzers por motivos relacionados con su predicación, Lucio fue arrojado a un pozo en el Sankt Luzisteig.
Salvado in extremis por algunos conversos al cristianismo, fue llevado a la ciudad de Coira, ahora cristianizada, donde murió y fue enterrado.
La cripta con un relicario de la época merovingia se ha conservado casi intacta hasta nuestros días.