Su misión es la de desarrollar, administrar y controlar cualquier sistema de juego de azar con el propósito de satisfacer las necesidades del público apostador, canalizando dicha actividad y garantizando el contralor estatal del juego, para generar recursos que sean aplicados por los organismos competentes a obras de acción social y bien común.
Estos juegos debieron competir con las quinielas clandestinas, fuertemente arraigadas en la provincia.
Para esto se recorrió a distintas medidas comerciales y tecnológicas, como la incorporación de sistemas electrónicos para realizar las apuestas.
Este juego, que en un primer momento solo se comercializaba en Santa Fe y Entre Ríos, tuvo mucho éxito y al poco tiempo fue lanzado a nivel nacional gracias a convenios interjurisdiccionales celebrados con el resto de las Provincias y con Lotería Nacional.
Este proceso tuvo como resultado importantes aumentos en la recaudación de la institución,[3] lo que permitió un aumento en las utilidades que se distribuyen a organismos oficiales.