Pronto se encontraría con Manolo García (Pueblo Nuevo, Barcelona, 1955), batería curtido en grupos locales como Materia Gris y Esteban Martín (llamado Esteban Hirschfeld cuando decide usar su otro apellido), conocido teclista de origen uruguayo-alemán afincado en Barcelona.
Para ello se instalan en un local y tras numerosas pruebas se encuentran con Josep Lluís Pérez, guitarrista experimentado que recientemente había abandonado la banda sinfónica Abedul con la que había incluso grabado un disco; tocando tan solo unas pocas notas consiguió ser elegido por unanimidad.
Tras unirse el cuarteto de músicos con Makaroff comienzan la grabación del disco que finalmente se llamó Tengo una idea.
Una vez realizado el encargo, los 4 músicos decidieron probar fortuna uniéndose en calidad de conjunto musical independiente, añadiendo al batería Lluís Visiers para que Manolo García pudiera ser el vocalista del grupo.
Es más, su discográfica apostó por ellos como la alternativa catalana a dicha manifestación cultural, sin embargo las cifras de ventas del disco apenas superaron las 2.000 copias.
Fue en directo donde el grupo empezó a transgredir, debido al espectáculo que montaban durante sus actuaciones, que iban desde duchas de espuma a romper televisores con un hacha ante el asombrado público, pasando por adornar el escenario con bidones y plásticos.
Sin embargo EMI la terminó rechazando, así como su apoyo al grupo, que se vería pronto abocado a la disolución.
Los demás componentes (incluido Quimi Portet) junto con el batería Jordi Vila, que compensaba la escasa participación de Visiers, se quedaron en Barcelona componiendo nuevas canciones, creando un nuevo grupo que pasaría a llamarse Los Burros, tras el regreso de Manolo García.