Se cree que el grupo compraba las drogas a organizaciones colombianas, posiblemente en Nicaragua, así como en su natal Honduras.
Luego pasaban la cocaína al Cartel de Sinaloa y a otros grupos mexicanos.
Los Cachiros tenían grandes intereses empresariales y políticos, que se extendían hasta la élite hondureña.
Tenían contactos importantes en el ejército y en la policía, particularmente en el departamento de Colón, el bastión del grupo.
[4][5][6][7] Rivera Maradiaga también dijo que su organización pagó sobornos a miembros prominentes del gobierno hondureño incluyendo al expresidente Porfirio Lobo Sosa.