La capital municipal se alza a 4 metros sobre el nivel del mar.
El conde encarceló en Llansá a muchos caballeros del Rosellón, que defendían al monarca.
Inesperadamente, Pedro IV se presentó en Figueras y procesó al conde de Ampurias, otorgándole finalmente el perdón gracias a las peticiones familiares.
El pueblo celebra su fiesta mayor en enero coincidiendo con el día de San Vicente.
Las tres lanzas son señal parlante tradicional relativo al nombre de la villa.
El pie representa el mar Mediterráneo, en la orilla del cual, se levanta Llansá.
En la década de 1960, Llansá experimentó un importante desarrollo económico gracias al auge del turismo.
Gracias a su privilegiada situación en la Costa Brava, Llansá se ha convertido en un importante centro turístico y residencial.