Linares de la Sierra

Del pueblo, cabe destacar sus calles empedradas, la iglesia parroquial de San Juan Bautista, el lavadero público y sus casas apiñadas.

Está situada en plena sierra y pertenece al partido judicial de Aracena.

El casco urbano se desarrolló en torno a una pequeña ermita, de la que no quedan restos en la actualidad.

Pero su punto más destacado lo conforma su conjunto, con su peculiar configuración urbanística adaptada a la orografía del terreno y el mantenimiento de una vivienda tradicional que conserva los valores estilísticos de la arquitectura popular serrana.

Una etapa de prosperidad queda constatada por un incremento poblacional prolongado hasta finales del siglo XIX.

La vida en el exterior se desarrolla básicamente en la calle, en las puertas y zaguanes de las viviendas.

Se aprecia el exquisito tratamiento que se da a las calles, empedradas y con las entradas a las viviendas adornadas con las conocidas «alfombras» o «llanos» empedrados en dos colores, proporcionando un cierto carácter doméstico.

En las viviendas llama la atención el tamaño del zaguán, muy superior en anchura a los que se observan en la zona del Condado, de manera que las calles se convierten en prolongación de los mismos.

En la primera, se ocupa el suelo mediante manzanas cerradas compactas e irregulares de cierta densidad, con un trazado orgánico adaptado a las condiciones topográficas, en la práctica totalidad del municipio.

Ello da lugar a una secuencia en la que se alternan calles principales y secundarias.

Se debe destacar la sensación global que ofrece el Conjunto, la uniformidad de tratamiento en los materiales.

Vista de Linares de la Sierra
Plaza del pueblo, que también es plaza de toros.