[2] Después solicitó a las autoridades malayas que reconocieran su cambio de nombre y religión.
[3] La constitución de Malasia dice que "todos tienen derecho a practicar la religión de su elección", pero una enmienda de 1988 niega a los tribunales civiles el derecho a pronunciarse sobre los asuntos tratados por los tribunales islámicos.
Por su parte, estos tribunales no reconocen la apostasía, y sistemáticamente rechazan este tipo de solicitud, condenando al apóstata a sanciones penales.
El tribunal reservó a los tribunales islámicos el derecho exclusivo de decidir si un musulmán puede dejar el islam por otra religión.
[4] Lina Joy perdió su trabajo, y se vio obligada a vivir en la clandestinidad en Malasia, frente a las amenazas de los grupos fundamentalistas musulmanes.