Están colocados entre las vértebras como las tejas de un tejado; su anchura y altura en cierto modo son proporcionales a las de las láminas; puede decirse que la anchura es mayor en la región cervical y la altura es superior en la región lumbar.
En virtud de su figura, ofrecen dos caras y cuatro bordes.
La cara anterior corresponde a la duramadre raquidiana, de la que se halla separada por un tejido débil.
Mucho varía la posición de esta cara según los movimientos de la columna vertebral; cuando la columna se dobla fuertemente hacia delante, como las láminas se separan unas de otras, aparece esta cara posterior en mucha mayor extensión pudiendo suceder entonces que un instrumento afilado penetrara en el conducto raquídeo sin tocar las láminas.
Por el contrario, en la extensión forzada las láminas se aproximan, disminuyendo tanto las hendiduras intermedias que apenas es perceptible la cara posterior de los ligamentos.