A finales del siglo XIX se desarrolló un movimiento indio nacionalista que desembocó en el Congreso Nacional Indio que fue fundado en 1885 como un foro y se convirtió posteriormente en un partido político.
El congreso no hizo ningún esfuerzo consciente para reclutar a la comunidad musulmana en su lucha por la independencia india.
Aunque algunos musulmanes fueron activos en el congreso, la mayoría de los líderes no confió en el predominio hindú y la mayor parte permanecieron poco dispuestos a unirse al partido del congreso.
El punto decisivo fue en 1900, cuando la administración británica en el estado hindú más grande, las Provincias Unidas (ahora Uttar Pradesh), accedió a las demandas hindúes e hizo del hindi, escrito en Devanagari, la lengua oficial.
Sir Sultán Mahommed Shah Aga Khan III fue elegido primer presidente honorario de la Liga Musulmana.
En esta etapa Jinnah creía posible la cooperación musulmana-hindú para alcanzar una India independiente y unida, aunque él argumentaba que debería garantizarse a los musulmanes un tercio de los asientos en cualquier parlamento hindú.
La solución de los dos estados fue rechazada por los líderes del Congreso, que favorecían una India unida, basada en una identidad nacional compuesta.
[4] En 1927 los británicos propusieron una constitución para la India, como recomendó la Comisión Simon, pero fallaron en reconciliar a todos los partidos.
En la conferencia de Bombay en mayo, se acordó que un pequeño comité debería trabajar en la constitución.
Jinnah reportó se habían «bifurcado los caminos» después de que su solicitud de realizar enmiendas menores a la propuesta fueron rechazadas rotundamente, las relaciones entre el Congreso y la Liga comenzaron a agriarse.
Después de las elecciones la Liga tomó posesión del cargo en Bengala y Punjab, pero el Congreso ganó las sedes en la mayor parte de los otros estados indios y rechazó compartir el poder con la Liga en estados con grandes minorías musulmanas.
Es bastante claro que los hindúes y los musulmanes reciben su inspiración de diferentes fuentes históricas.
Unir a tales naciones bajo un solo estado, una como minoría numérica y la otra como mayoría, conducirá a un descontento creciente y la destrucción final de cualquier producto que pueda ser construido por el gobierno de tal estado».