En la actualidad se encuentra en una colección particular madrileña.
En 1812, esta obra fue heredada por Javier Goya, hijo del artista, a la muerte de su madre, Josefa Bayeu.
Cuando el rey fue destronado en 1848, su colección fue subastada, en este caso en la sede londinense de Christie's en 1853 por 11,10 libras.
Éste regaló la obra a su abogado, Caumartin.
En 1923, fue vendido en Burdeos por el marqués de Amurrio, quien lo legó a Gregorio Marañón.