Los ríos caudalosos forman en sus desembocaduras en el mar bancos de una extensión considerable.
Egipto debe su fertilidad a los que forma el Nilo.
Todas las lamas son abonos excelentes, principalmente en las que domine la tierra vegetal.
El cieno que se encuentra cubriendo el fondo de los estanques o lagunas donde crecen plantas acuáticas, no es otra cosa sino turba imperfecta que necesita estar expuesta al aire dos años para que sea provechosa a la vegetación.
Otro tanto sucede con el limo o légamo del mar, que solo es provechoso en las tierras al cabo también de dos años, donde ejerce mucha energía a causa de las materias animales y vegetales que contiene.