En 1930, Federico Moreno Torroba transformó la zarzuela en una ópera titulada María la tempranica, pero no cuajó entre el público.
Sin embargo, esta sería luego sustituida por Matilde Franco por motivos que aún se desconocen.
El libreto fue escrito por Romea Parra, quien trabajó también como actor, cantante y compositor.
Su obra plasma con maestría los tipos populares y fue inspirada por el subyacente verismo italiano: la búsqueda de la veracidad en el relato exponiendo las problemáticas culturales y sociales propias de la crisis del 98'.
La prensa generó una gran expectación de forma precedente al estreno, lo que contribuyó a su popularidad y auge.
[1] "Hay que tener un conocimiento del teatro muy grande y un arsenal innagotable de recursos.
Mientras tanto, ven pasar al gitanillo Grabié y le piden que cante.
Poco después llega Miguel, dispuesto a dar una fiesta para celebrar su boda con María, y acto seguido, Luis junto con sus amigos (con la intención de ver funcionar la fragua).