Debido a que el film quería aparentar haber sido rodado realmente en esa época, se optó porque la película fuese muda.
La decisión de rodar la película en blanco y negro y sin sonido vino motivada en principio porque se quería mostrar cómo hubiera sido la película si se hubiese rodado en 1926, aunque también influyó el ahorro de materiales y otros aspectos técnicos que supone rodar sin color ni sonido.
Además, el estilo visual corresponde claramente al expresionismo alemán, al más puro estilo de El gabinete del doctor Caligari.
Aunque siempre se ha considerado que este relato de Lovecraft en particular resultaba inadecuado para llevarlo a la pantalla, tuvo cierta buena acogida entre los críticos, hasta el punto de considerarla la mejor adaptación cinematográfica de los Mitos de Cthulhu hasta la fecha (apunte realizado por Paul Di Filippo en la Science Fiction Weekly).
Esto se debe a su gran fidelidad y logrado ritmo narrativo, algo particularmente difícil de conseguir ya que el relato original se estructura mediante cartas, documentos y diarios.