Sus cabellos y barbas ya no son plateadas, sino que se han tornado amarillentas.
Aun así, conserva sus proporciones hercúleas y sigue siendo imponente, comparando su tamaño con el de Eva.
Adán permanece tendido, aún dormido y ajeno a la situación que está ocurriendo.
Esta vez, Adán cobra gran fuerza, a pesar de estar descansando.
La acción se está realizando en un lugar entre piedras y árboles jóvenes.