La conquista de Bizancio

Zweig narra el acontecimiento que marcó el final del Imperio romano de oriente: La conquista de la ciudad de Bizancio, conocida como Constantinopla, a los pies del sultán otomano Mehmed II.

Como último enclave del antiguo Imperio Romano fuera de Europa que quedaba, Constantinopla era una ciudad de imponentes murallas y protecciones.

Pero eso no debilitó la ambición del sultán turco.

Los bizantinos únicamente vislumbran algo de esperanza en la ayuda que les proporcione el resto de la cristiandad pero esta se encuentra dividida entre la inoperancia y la desidia.

El sultán, en su impaciencia por tomar la ciudad, usará todas las armas a su favor para realizar su proyecto que, paradójicamente, acabará prematuramente gracias a un descuido defensivo letal.