Tres años más tarde, en 1913, Debussy completa la serie con otros doce preludios agrupados en un segundo libro.Esta obra es un ejemplo del simbolismo musical, en la que Debussy representa una impresión de una imagen o una idea.Así, el compositor nombraba con frecuencia sus obras con la imagen exacta sobre la que estaba componiendo como La Mer, Des pas sur la neige o Jardins sous la pluie.En este caso concreto, ya que el preludio se basa en una leyenda, puede ser considerada música programática.Así, la pieza se inicia con quintas abiertas y paralelas que forman una serie pentatónica de acordes.
Acordes que representan las campanas de la catedral.