[1][2] El paisaje urbano de esta ciudad se ve adornado por obras escultóricas, generalmente monumentos conmemorativos dedicados a personajes de especial relevancia en un primer momento, y más puramente artísticas desde finales del siglo XX.
[3] La escultura, hecha en bronce, es obra de Mauro Álvarez Fernández, y está datada en 2002.
[1][2] La estatua, de estilo realista y tamaño natural, es un homenaje a Josefa Carril, popular fotógrafa que vivía en Oviedo y trabajaba junto con su marido, Antonio Hernández, fotografiando en este parque a la burguesía de la época, en el mismo sitio donde se ha colocado el monumento.
El conjunto escultórico lo forman Josefa (que sonríe, y uno de sus brazos se introduce en la manga negra por donde se manipulaba en el mini-laboratorio), junto a su cámara fotográfica (conocida como cámara “minutera”) y el trípode (del cual cuelga un cubo de agua), una silla y un caballito (el cual hace referencia al caballito de cartón que le servía para mantener distraídos a los niños cuando les realizaba el retrato).
El nombre de "torera" le viene por el tipo de calzado que siempre usaba esta fotógrafa, unas “manoletinas”.