A mediados del siglo XIX existían nueve ingenios en este territorio.
Las imágenes del trato inhumano invaden la mente de todo el que observa la torre del ingenio San Fernando, que aún se yergue imponente en lo más recóndito de la llanura sierpense.
La línea costera está caracterizada por predominar en ella zonas cenagosas, originadas por la poca profundidad de la plataforma marina.
Así las cosas en 1574 se crea el hato “Martín López” (cerca del actual pueblo La Sierpe), surgiendo años más tarde otras haciendas comuneras como Caimiabo, Las Nuevas, El Jíbaro, Dos Hermanas, Abarcas y Realengos como San Vicente Ferrer, Santa Bárbara y Lagunas de los Mapos.
La ganadería, los cultivos varios y la caña de azúcar en menor escala fueron los primeros renglones económicos.
Surgen así los ingenios Manaca Iznaga, Magua, Mahinicu, Santa Rosa, Santa Ana de los Mapos, Natividad, San Fernando, San Carlos, La Angelita, La Candelaria, Flor del Valle y La Crisis, cuya mano de obra fundamental era la esclava, los colonos chinos y algunos obreros asalariados.
En 1870 se produce el sangriento combate de Atollaosa donde las tropas del coronel Mambí José Payán derrotan al afamado batallón español Tarragona.
En el cuatrienio 1871-1874, la zona queda prácticamente pacificada y las tropas cubanas pasan a combatir al Camagüey bajo las órdenes de Ignacio Agromonte Loinaz.
En febrero del año 75 de nuevo Máximo Gómez Báez derrota a los españoles, esta vez en los potreros de la crisis en un extraño combate donde los integristas se mantiene todo el tiempo a la defensiva.
Y es precisamente en 1888, cuando va a producirse la primera huelga en la zona, la cual tuvo que ser reprimida por soldados españoles.
A partir de estos momento todo el territorio se convierte en un hervidero bélico.
Los españoles lo destruyen casi todo, el ganado es muerto a tiro y las estancias arrasadas.
El nuevo siglo comenzaría con triste panorama donde la pobreza se haría presente con mucha fuerza.
En los centrales Amazonas (Mapos) y Natividad ya desde 1902, el movimiento obrero lucharía a “brazo partido” contra sus patronos.
En 1935 llega a ambos centrales Jesús Menéndez, quién por problemas de seguridad no reveló su identidad de inmediato, pero luego enseñó a los dirigentes locales como se debía enfrentar aquella lucha.
Luego regresaría 10 años más tarde a comprobar los daños que un tornado había causado en estos lugares y exigir al gobierno la ayuda para los damnificados.
Jóvenes como Lázaro Ramos, Pablo Vizcaíno, Alfredo Tomás Calzada, entre otros dieron su sangre en defensa de la causa del internacionalismo.
Se mantiene los carnavales en la cabecera municipal, en El Jíbaro y Mapos, así como la jornada de la cultura en los principales asentamientos.