Fue estudiado en primer lugar por Marcellin Boule, cuya reconstrucción anatómica, publicada en 1911 se convirtió en la más popular de la especie en los años siguientes.
Esta descripción se ajustaba bien a los escenarios evolutivos del momento en los cuales los neandertales no eran considerados ancestros directos de los humanos (la relación entre neandertales y humanos modernos requiere un mayor debate en la antropología actual) y se los creía más primitivos en todos los aspectos.
En 1957, los restos fueron reexaminados por Straus y Cave, que realizaron una reconstrucción anatómica más correcta, en el sentido de darle una mayor modernidad.
Straus y Cave atribuyeron los errores de Boule a la grave osteoartritis que muestran los restos; aunque el antropólogo físico Erik Trinkaus ha sugerido que tales errores podrían simplemente explicarse por la naturaleza fragmentaria de los restos.
No obstante, estudios posteriores han demostrado que la permanencia de incisivos, caninos y preemolares habrían permitido a este espécimen masticar su propia comida, aunque fuera con alguna dificultad.