Hace 35 años, en Imjado -una de las tantas islas que conforman Corea del Sur- nació el quinto hijo (primer varón) de una familia de agricultores sordomudos al que bautizaron Gwi Hyeon.
Así, con sólo ocho años, tuvo que mudarse a Namhae, una ciudad con equipo de fútbol donde pudiera jugar.
Allí, conoció al técnico Armando Martínez, quien se convirtió en tutor y padre adoptivo del joven coreano.
Y, además, fue quien vio en él algo distinto, algo que pareció decirle "este chico tiene pasta" y, por eso, hace nueve años lo trajo a Argentina para probar suerte en las canchas sudamericanas.
En el año 2013 es transferido al Daegu FC de la K-League.