Karel Koecher

Ambas actitudes resultaron ser una tapadera para crearle un historial como disidente, puesto que Koecher pertenecía a los servicios secretos checoslovacos desde al menos 1962.Durante todo este tiempo, Koecher superó varias pruebas del detector de mentiras, sin ser detectado jamás,[1]​ al igual que ha ocurrido con otros espías notorios como Aldrich Ames,[2]​ Ana Belén Montes,[3]​ o Leandro Aragoncillo.[4]​ Estas informaciones permitieron a la Unión Soviética bloquear muchas operaciones norteamericanas dirigidas contra ella y aprovecharlas para transmitir contrainformación.Temerosas de que los Koecher fueran finalmente absueltos debido a todos estos errores, las autoridades estadounidenses aceptaron intercambiarlos por otros espías detenidos en Europa Oriental.Su esposa estuvo contratada durante un tiempo en la Embajada Británica como traductora, hasta ser despedida al publicarse sus antecedentes de espionaje.