Tienen especial trascendencia debido a su complejidad.
Eran llamados “karakuri”, que se podría traducir como “aparatos mecánicos para producir la sorpresa en una persona”.
Se distinguían tres tipos de figuras: Su mayor tarea era la representación de mitos y leyendas tradicionales a través de sus movimientos, aunque existían de todo tipo como algunos que servían el té o lanzaban flechas con un arco.
Este karakuri es capaz de escribir hasta cuatro caracteres distintos.
También se conserva el karakuri que toma flechas, apunta y dispara, con casi 200 años de antigüedad.