Se trata de una región muy pobre, con inviernos muy fríos.
Muy pocos estudiantes logran ir a la universidad, los matrimonios entre adolescentes son la regla general y es normal que las familias tengan más de diez hijos.
[3] Los soldados apostados aquí suponen negocio para los restaurantes y cafeterías de la ciudad.
La ciudad sólo cuenta con servicios básicos, como farmacias y colegios en los barrios; las únicas reuniones sociales se producen en las cafeterías, donde los hombres se juntan para beber té y fumar.
Las únicas representaciones teatrales son obras itinerantes temporales subvencionadas por el Estado y que se realizan en uno de los colegios.