No obstante, cuando se secó el río, los vientos del desierto enterraron la ciudad bajo la arena, y se quedó sepultada por debajo de las dunas hasta que más de cuatro mil años después, fue descubierta por Luigi Pio Tessitori, un indólogo y lingüista italiano, que a causa de una enfermedad falleció justo cuando los trabajos de las excavaciones del lugar que había descubierto estaban en pleno apogeo.
Se podía acceder mediante dos entradas, norte y sur.
Las casas se construyeron con ladrillos de barro y horneados.
El área estaba dividida en: la ciudadela en el oeste, la ciudad baja en el este y una estructura modesta que contenía altares de fuego que podrían haber sido utilizados para llevar a cabo diversos rituales.
Además, también hay rastros de un cementerio, ubicado al suroeste de la ciudadela, donde se podían distinguir tres tipos: fosas rectangulares, ollas circulares y fosas en forma de óvalo que contenían cerámicas y otros objetos funerarios.