Para frenar los ataques, Mesía prometió enviar contra los rebeldes una tropa de cincuenta soldados y seiscientos indígenas que hubieran asumido la religión cristiana, los cuales partirían desde Jemez Pueblo.
Especialmente, pidió ayuda al padre Talabán para que suministrara alimentos en los conventos, tales como trigo y maíz.
[4][5] Talabán los distribuyó entre un elevado número de conventos, entre los que se incluyeron los de Senecu, Socorro, Ácoma, Nambé, San Ildefonso y San Juan (los tres últimos pertenecientes al pueblo tewa), impidiendo así también que los curas los abandonaran.
A estas regiones también fueron enviados un capellán, doscientas ovejas y algo más de veinte vacas.
Mesía señaló que, gracias a estas ayudas, aún había nativos vivos.