Disputó cuatro finales de la Copa Libertadores y logró consagrarse campeón en 2 oportunidades siendo en todas titular indiscutible.
Tuvo un hijo uruguayo que pertenece a las Fuerzas Armadas de dicho país.
Siendo sepultado a las 14:00 horas en el Cementerio Parque del Recuerdo, ubicado en el distrito de Lurín.
La Conmebol le tributó homenaje póstumo con un minuto de silencio en el partido entre el Colo-Colo chileno y el Caracas, por la Copa Libertadores 2007.
Joya perteneció a una excelente generación de futbolistas peruanos que logró muchos títulos fuera del Perú y que antecedió a los cracks de los setenta: Teófilo Cubillas, Hugo Sotil, Héctor Chumpitaz, Pedro Pablo León, Roberto Challe, César Cueto, entre otros.
Formó una letal ala izquierda junto a otro mito de Peñarol, el ecuatoriano Alberto Spencer, juntos marcaron época en el fútbol uruguayo y mundial en un equipo en el que estaban apoyados por Pepe Sasía, Clano Cabrera, Julio César Abbadie, Pedro Virgilio Rocha, el mundialista brasileño Moacyr Claudino Pinto, Pocho Cortés, Lito Silva, Francisco Bertocchi y Ermindo Onega.
En 1961, vivió uno de sus mejores momentos como futbolista, Joya ganaba su primera Copa Intercontinental con la casaquilla aurinegra.
Joya le hizo dos golazos al mítico portero de Benfica, Costa Pereira.
Cinco años después Joya volvería a disputar la Copa Intercontinetal con Peñarol, esta vez contra el Real Madrid.
El equipo uruguayo fue ampliamente superior tanto en su fortín como en el Santiago Bernabéu: sendos 2-0 le darían el título por segunda vez.
Joya, apodado en Uruguay "Negro El Once", era un punta izquierdo muy rápido, habilidoso y dotado de una gran llegada a gol.