Joseph Bernard

Sus éxitos oficiales -una medalla en el Salón de 1893 por el modelo de La esperanza vencida, otra más en el mismo certamen de 1898 al presentar dicha obra fundida en bronce- no fueron excesivos, aparte del monumento que le fue encargado por su ciudad natal en honor del ilustre médico y heresiarca español Miguel Servet, en el lugar en que fue quemado.

Pero Bernard ocupa un honroso lugar en la escultura francesa entre los dos siglos a causa de su honestidad profesional, dado que nunca quiso utilizar la piedra para tallar obras que no quedaran incluidas previamente en el bloque sin labrar.

Antes bien, entendía que éste había de ser respetado a toda costa, y que para articular hasta lo desmedido, si se deseaba, el más difícil proyecto, ya se contaba con el fácil auxilio de la fundición en bronce.

Él, concretamente, por herencia de su tierra, por convicción, por afición y por entrega, fue un verdadero apasionado y un virtuoso de la talla directa en piedra, en la que desembocaban sus estudios gráficos previos, a veces tan valiosos como sus propias esculturas.

Éstas, evidentemente, no soportan bien, desde su adhesión a un momento muy fijo, el paso de los años.

Joven llevando agua; bronce en el Trammell Crow Center Sculpture Garden
Madre e hijo; bronce en el Dallas Crow Center