Sirviendo a D. Miguel, y lado a lado con el brigadier Cabreira, derrotó el famoso Sá de la Bandera en la batalla de Sant’ Ana.
Se encontraba en la época de la guerra civil, entre liberales y miguelistas.
No obstante, estudios recientes parecen exonerarlo de tales crímenes y acciones ignominiosas.
Vengándose contra tal crueldad, se vengó como podía y jamás se entregó, manteniendo su acción de guerrilla también durante varios años.
Por fin, fue capturado, llevado a Consejo de Guerra y fuzilado en Faro.