José Cándido Expósito

Trabajó de tablajero en el Matadero de Chiclana, oficio que compaginó con su afición por los toros.

Ingresó siendo casi niño en la cuadrilla de Lorenzo Manuel y tanto adelantó en su profesión que bien pronto no tuvo rival.

Tan valiente como inteligente, practicaba con verdadera maestría las suertes más difíciles y con frecuencia mataba toros valiéndose solo de su sombrero como muleta y de un puñal en lugar del estoque.

Inventó el salto del testuz y acabó sus días en plena juventud por haber resbalado en un charco de sangre ante un toro que le perseguía y que le mató de una cornada en la plaza de toros del Puerto de Santa María.

Fue padre del también matador de toros Jerónimo José Cándido.