No convirtió ningún gol, pero logró su propósito: defender los colores del país que se había ganado su corazón.
Aficionado al fútbol desde pequeño, se encumbró rápidamente en los equipos del club Atlético Lusitania y luego el América de Perú.
Debutó profesionalmente en el Universitario para luego pasar al Deportivo Municipal, donde formó parte del cuadro campeón de primera división en 1938.
[1] Durante once años en el club, se ganó el cariño del hincha, jugó 168 partidos y anotó 47 goles por la «U»;[2] finalmente culminó su carrera en Ferrobádminton.
Se supondría que debería de haber debutado en la primera fecha contra la selección del Perú, pero por razones externas no jugó dicho encuentro.