Entre 1987 y 1989 fue director técnico de Independiente, donde se consagró campeón del campeonato local en 1989.
Su mejor movimiento en el Tenerife fue la contratación de Gerardo Martino y a quien posteriormente fue su yerno, Fernando Redondo.
En 1997, regresó a México para dirigir al Club América, al que hizo superlider del torneo de Verano de aquel año, pero fue eliminado por el Morelia en Cuartos, cuando el equipo tenía pinta para ser campeón.
Continuo con el equipo en el torneo de Invierno, pero en la jornada 16, decidió renunciar, y su lugar lo ocupó el Negro Gonzalo Farfán.
Su frase "Atlético es un gigante dormido" se vio reflejada años después, cuando el equipo llegó a Primera División y se afianzó en la elite del fútbol argentino consiguiendo clasificaciones a copas internacionales, obteniendo resultados históricos para el club.