La respuesta inicial le fue difícil de asimilar, lo que lo llevó a un proceso emocional profundo, deseando no solo respeto, sino también aceptación por parte de su familia.
Jorge ha expresado que no podría haber soportado una situación de rechazo completo, como algunas historias que han marcado a figuras públicas en contextos similares.
A lo largo de los años, Jorge y su madre han establecido normas claras que rechazan cualquier forma de homofobia y privilegian entornos seguros para ambos.
En 2010, su madre asistió a su primera Marcha del Orgullo de Lima, portando una bandera con el mensaje: “Amo a mi hijo gay”.
Este gesto marcó un punto de inflexión en su relación y en el activismo de Jorge, mostrando cómo la educación y el contacto con otras familias de personas LGBT+ pueden transformar actitudes y fortalecer lazos familiares.