Un pariente lejano de su madre, Per Aron Borg fue quien la acogió en Manilla (Estocolmo) y estuvo bajo su tutela desde los diez años.
[2] Jeanette Berglind solicitó al tribunal que le concediese la mayoría de edad y los derechos sucesorios.
Esta publicación dio a conocer el proyecto en todo el país y llamó mucho la atención de benefactores privados.
Aceptó estudiantes por una cuota individual y les permitía el uso de la pizarra para responder durante las clases.
Tras dejar su puesto en la Escuela del Silencio, vivió otros veintiún años de vida tranquila y apartada en Estocolmo.
Recibió la medalla För medborgerlig förtjänst (Al mérito cívico) concedida por el gobierno sueco por sus logros sociales.