Johann Joseph Fux

Durante este período debió viajar a Italia, tal como demuestra la influencia en su obra de Arcangelo Corelli y compositores boloñeses.

En 1690 estando en Viena atrajo la atención del emperador Leopoldo I, quien quedó tan impresionado que a partir de ese momento le ayudó en su carrera musical.

Hacia 1700 viajó de nuevo a Roma, donde adquirió veneración por Giovanni Pierluigi da Palestrina.

La obra de Fux representa la cúspide del Barroco austríaco y le supuso, incluso en vida, una fama europea.

Esta obra redactada en latín alcanzó un éxito considerable y fue traducida a varias lenguas: alemán, francés, italiano, inglés; está escrita en forma de diálogo entre el maestro (Aloisio, latinización de Luigi, en referencia a Palestrina) y el discípulo José (personificación del propio Fux).