Joaquim mostró muy pronto gran habilidad por las artes, y fue inscrito en 1893 en la famosa Escuela de Dibujo de Olot (la Garrocha), dirigida por el pintor paisajista Josep Berga i Boix y recientemente reformada por iniciativa del también pintor Joaquín Vayreda.
Claret estudió en Olot tres años, hasta que en 1896 se trasladó a Barcelona, para continuar con su formación en la Escuela de la Lonja.
Joaquim Claret se trasladó a París, en aquel entonces considerada la capital mundial del arte y la cultura, en 1906.
Pronto entró a trabajar en el taller del célebre escultor rosellonés Aristide Maillol, con quien estableció una relación de amistad durante muchos años.
Claret residió en París hasta su boda en 1914, y durante ese tiempo frecuentó los cenáculos artísticos más importantes del momento, aunque siempre lejos de las vanguardias.
En ese momento, el escultor contaba ya con sesenta años, por lo que decidió regresar a Olot y permanecer allí.
Los materiales que usó para su confección fueron variados, sobresaliendo las terracotas y los fundidos en bronce, aunque también creó mármoles mediante la técnica de la talla directa.
Por otra parte, Claret fue un notable acuarelista, particularmente durante su vejez, cuando el trabajo físico requerido por la escultura se le hizo más fatigoso.