Joaquín Romero Marchent

Tras dejar inconclusos diversos estudios, desde Marina Mercante a Derecho, y ejercer de futbolista durante algunas temporadas, entró en el cine en 1946, como meritorio en la película El crimen de Pepe Conde (1946), producida por su padre y dirigida por José López Rubio.A continuación, en 1953, logró debutar como director, mediante el thriller Juzgado permanente (1953), y algo más tarde introdujo el western (bajo la forma del spaghetti western) en el cine español, al relevar al mexicano Fernando Soler como director del díptico El Coyote (1955), según la famosa creación literaria de José Mallorquí.Desde entonces, su aportación al medio audiovisual comprende tres bloques fundamentales: aportaciones al estilo de comedia agridulce y neorrealista, en los años 1950; regresó al western en los años 1960, estableciendo así los pilares que permitirán la inminente eclosión del spaghetti western; y contribución a una de las series televisivas de mayor éxito en la historia del ente: Curro Jiménez, ya en los años 1970.Por lo demás, durante los años 1960 y 1970, fue coproductor, mediante su empresa Centauro Films, y coguionista de diversas películas ajenas a su faceta de director, principalmente spaghetti westerns dirigidos por su hermano Rafael.En 1999, apareció como personaje en una novela del historiador cinematográfico Carlos Aguilar, Coproducción.