Jesús Navarro Mazzotti

Paso tanto frío que, de regreso, insistió en quedarse en el Valencia CF.

Era un interior derecho alto, con entradas profundas y una nariz ganchuda ideal para los caricaturistas, que combatía la tendencia a ganar grasa jugando al tenis.

Ocasionalmente ariete y medio centro, aquí salió a tres cuartos de gol por partido.

Un solo defecto, sin embargo, le valió la hostilidad casi permanentemente del público: su frialdad desesperante que el respetable y los compañeros (que llegaron a anunciar un boicot si se le alineaba) confundían con indiferencia.

Su asociación con Montañés (dieciocho goles cada uno en diez partidos del regional) duró poco, pero no ha sido igualada en productividad por ninguno de los ilustres tándems posteriores.