Poco antes ya había escrito algunos libros, y al retirarse se dedicó a la literatura de ensayo y de viajes.
Se interesó en el catarismo tras un viaje al Languedoc y ha escrito diversos libros de gran difusión.
A finales de los años 1990, se produjo una especie de fiebre histórica en torno a los cátaros, esos "buenos hombres" condenados y perseguidos por la Iglesia oficial.
Desde su casa de Sarriá (ciudad de Barcelona, España), el autodidacta Jesús Mestre y Godes tuvo una vejez intelectualmente muy activa y grafómana.
El deslumbramiento de Jesús Mestre y Godes con los cátaros supo transmitirlo al gran público, haciendo del sanguinario francés Simón IV de Montfort la bestia negra y del rey catalán Pedro el Católico, padre del futuro Jaime I de Aragón, la víctima.